sábado, 17 de marzo de 2012

"LA CARRERA"



Mañana fría corriendo por medio de un precioso pinar y con el pulso alto por lo exigente del terreno; de repente recuerdo parte de la letra de una de mis canciones preferidas; “Ven a borrarme los fracasos de mi mente. Ven a llenarme de caricias diferentes. Ven a sacarme de este pozo de amargura donde me encuentro yo… Y dame el al gua de tu fuente cristalina. Y dame el beso que sin darse se adivina, que estoy sediento de cariño sin medida, “cansao” de dar amor… , y mi mente se desconecta del sufrimiento físico y empieza a divagar sobre esa relación amor-odio que mantenemos “la carrera” y yo. Tormentosa, idílica pero siempre intensa. Me hace sufrir, pero es un sin vivir cuando me falta.
“La carrera” nos aporta pequeñas dosis diarias de bienestar, frescura, equilibrio, cordura, felicidad, libertad, independencia, antiestrés y relax. Pero no lo hace gratis, nos exige una dedicación mínima, un esfuerzo físico que a veces se hace doloroso. Cortejar a “la carrera” es tarea difícil que comienza con el uso recreativo del propio cuerpo, en el transcurso del cual, se deberá explorar el cansancio con la misma atención que el placer y la satisfacción. Y se llegará a la cima cuando se haya ampliado la mente y el alma en esa misma medida.
Esta extraña relación la explican los fisiólogos hablándonos de las endorfinas que nuestro cuerpo genera cuando corremos, las cuales nos hacen ser “drogodependientes” de “la carrera”.
Si me entrego a “la carrera” y fracaso o me lesiono, caigo en la desilusión y quiero dejar de quererla pero no puedo. En pocos días me encelo de nuevo y comienzo de nuevo el ritual de cortejo. Vuelvo suplicando y pidiendo piedad. Quiero correr de nuevo, quiero sentirme vivo y poderoso otra vez. Ella se deja y me seduce con sus encantos.
Una vez enganchados, todos somos dependientes de “la carrera”. La desconfianza del comienzo se torna en amistad que llega al culmen con los mejores resultados o con lesiones. Es el momento del amor y el odio. La relación se hace muy intensa y los corredores, a pesar de continuas traiciones e infidelidades, somos incapaces de engañarla. La odiamos con la misma facilidad que la amamos, pero somos incapaces de vivir sin ELLA.
  P.D:       No estoy escapando de todo, ni tampoco busco nada, ni estoy buscándolo todo, ni estoy escapando de nada, pues no me siento cobarde, ni por tanto estoy huyendo, simplemente estoy CORRIENDO.
Yo sí, por ti y para ti…corre…VIVE.
Psssch... tengo un secreto, un pensamiento inspirador que no puedo desvelar porque descubriría el misterio y acabaría el embrujo. Pero a ti te contaré, porque sé que me comprendes, que vivo para el arte… para el arte de correr y…